Cuento “Aída”
Giuseppe VerdiLas ciudades egipcias de Memfis y Tebas, en la época de los faraones. Los egipcios están en guerra contra los etíopes. El gran sacerdote Ramfis consulta a los dioses para saber quién debe dirigir los ejércitos egipcios en contra de los invasores etíopes. El elegido de Radamés, quien ha deseado este cargo para impresionar a la joven esclava etíope Aída, a la que ama en secreto. Pero al mismo tiempo, Amneris, hija del rey de Egipto, ama a Radamés y sospecha que el joven capitán desea a Aída. Cuando se anuncia que Radamés será el guía de los egipcios, Aída se enfrenta al conflicto entre el amor a su patria, Etiopía y aquel que siente por el joven egipcio. Radamés recibe una espada de manos del Gran Sacerdote Ramfis, se prepara para la guerra y el triunfo.
Los egipcios regresan victoriosos de la guerra contra los etíopes. En sus aposentos la princesa Amneris engaña a Aída, diciéndole que Radamés ha muerto en la guerra. La tristeza de Aida ante la falsa noticia revela su amor por Radamés , entonces Amneris revela la verdad y afirma que ella, princesa de Egipto, tiene por rival de amores a una simple esclava. Aída, princesa también sin poder revelarlo, ruega misericordia.
El ejército de Radamés entra victorioso a la ciudad de Tebas, y la encargada de coronar al héroe triunfador es la princesa Amneris. Generoso, Radamés pide al rey de Egipto que perdone la vida de los prisioneros. Entre ellos esta Amonasro, rey de Etiopía y padre de Aída. La joven esclava lo reconoce, pero él pide que no revele su identidad. El gtan sacerdote Ramfis pide la muerte para los etíopes o al menos que Aida sea mantenida presa y los demás puestos en libertad. El rey accede a la petición y ofrece a su hija Amneris en matrimonio al vistorioso Radamés. Los jóvenes enamorados, Aída y Radamés, sufren por esta decisión del rey.
Se acerca el día de la boda, y Amneris se dirige a rezar en el templo de la diosa Isis. Amonasro, rey de los etíopes, cree que su hija Aída puede convencer a Radamés para que este le muestre los secretos militares de los egipcios. Aída convence a Radamés para escapar y librarse de la furia de Amneris. El capitán egipcio le revela que el Paso de Napata no está custodiado por el ejército. Amonasro ha escuchado esta revelación desde su escondite; entonces aparece y afirma que cruzará el Paso de Napata al frente del ejército etíope. Llegan Ramfis y Amneris, Radamés se horroriza de haber traicinado a su patria. Amonasro intenta atacar a Amneris, quien es defendida por Radamés. El capitán, avergonzado y dolido, se entrega prisionero a los guardias.
En el palacio del faraón, Amneris ruega a Radamés que renuncie al amor de Aída a cambio del perdón. Radamés rechaza la propuesta de Amneris, diciendo que merece ser castigado por su traición. Los sacerdotes lo condenan a ser enterrado vivo.
Radamés es conducido a una cripta, cuya entrada es sellada para siempre con una gran piedra. Dentro de ella, Radamés descubre que Aída se ha escondido ahí para esperarlo y morir con él. Fuera de la cripta, en el templo, Amneris llora por Radamés; dentro Radamés y Aída se funden en el último abrazo de amor, y esperan juntos la llegada de la muerte.
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